Prioricemos los datos reales sobre la política ante la tibieza de la UE con los vehículos de combustión

El anuncio realizado ayer desde Bruselas, donde la UE propone sustituir su prohibición efectiva del 100% de los motores de combustión por un “objetivo del 90%” para 2035, ha sido acogido por muchos como un respiro y por otros como un retroceso. Pero para los gestores de flotas que se mueven en el mundo real de las cuentas de resultados y la eficiencia operativa, este giro político supone un cambio mucho menor de lo que sugieren los titulares. Aunque esta propuesta aún debe superar el escollo legislativo del Parlamento, el mero hecho de que los objetivos estén cambiando confirma una cosa: la normativa puede ser volátil.

Mientras los responsables políticos recalibran, la lógica de la rentabilidad sigue siendo la misma. El peligro ahora es que muchas empresas vean este “reinicio” normativo como un permiso para frenar su propia modernización. Eso podría ser un error estratégico. El impulso hacia la electrificación y la reducción de emisiones nunca se ha centrado únicamente en cumplir con la prohibición de 2035, ni se trata solo de una cuestión de resultados económicos. Se trata de un doble compromiso: la necesidad urgente de una sostenibilidad real combinada con el argumento comercial a favor de la eficiencia.

La sostenibilidad pragmática gana, con o sin prohibición

En Geotab, defendemos lo que denominamos “sostenibilidad pragmática”. Este enfoque va más allá de los objetivos legislativos a largo plazo y ofrece un empoderamiento inmediato basado en datos. Ya sea con un objetivo del 100% o del 90%, el desperdicio en nuestras flotas actuales (tiempo de inactividad excesivo, rutas deficientes y el uso del combustible inadecuado para el trabajo) está costando dinero a las empresas hoy.

Lo vemos a diario en toda nuestra base de clientes. Simplemente al utilizar los datos para corregir hábitos derrochadores, hemos visto cómo las principales flotas de logística y transporte ahorran decenas de miles de euros en costes operativos mensuales y reducen las emisiones de CO₂ en miles de toneladas al año. No se trata de ejercicios de cumplimiento normativo, sino de ganancias en eficiencia. Esto demuestra que la responsabilidad medioambiental y el rendimiento empresarial pueden y deben mejorar juntos.

El “reinicio” en realidad aumenta la complejidad

Informes recientes sugieren que estamos pasando de un “corte limpio y drástico” a un sistema más flexible y matizado. En la práctica, esto significa que veremos flotas complejas e híbridas operando durante más tiempo del previsto.

La gestión de una flota mixta de vehículos eléctricos, híbridos y de combustión requiere un nuevo nivel de análisis. Pone de manifiesto las limitaciones de la gestión basada en la intuición. Aferrarse a una estrategia “simple” basada exclusivamente en el diésel puede parecer seguro, pero cada vez más significa aceptar unos costes operativos más elevados que los de los competidores que optimizan su combinación energética. No podemos permitirnos utilizar un vehículo eléctrico donde no es adecuado, ni mantener una furgoneta diésel en una ruta en la que un vehículo eléctrico reduciría drásticamente las emisiones y el coste total de propiedad (TCO).

Nuestro análisis de los datos muestra que la viabilidad operativa de los vehículos eléctricos ya está demostrada. Tres cuartas partes (75%) de los vehículos ligeros de flotas operan dentro del alcance diario de los vehículos eléctricos modernos. Esto elimina eficazmente el riesgo asociado a la transición para la gran mayoría de su flota. Pero no se trata solo del alcance, sino también de los beneficios. Los datos revelan que casi la mitad (49%) de los vehículos de flotas europeas son económicamente aptos para la electrificación en la actualidad, lo que significa que sus costes de propiedad y funcionamiento como vehículos eléctricos serían menores que el de sus equivalentes de gasolina o diésel.

No hay que centrarse en la minoría de vehículos que podrían necesitar motores de combustión durante más tiempo, sino en el 50% que, al no ser eléctricos, están quemando dinero.

Estabilidad en un mundo volátil 

La industria automotriz está calificando este momento como “la hora de la verdad”, y los fabricantes se apresuran a adaptarse a los nuevos objetivos para 2030 y 2032. Pero las flotas no pueden permitirse cambiar su estrategia con cada cambio de rumbo en Bruselas.

Necesitan una estrategia que sobreviva al ciclo de noticias.

1. Centrarse en los objetivos más fáciles de alcanzar: utilizar los datos de los vehículos y las plataformas telemáticas para identificar qué vehículos pueden sustituirse de forma económica hoy en día, independientemente de las obligaciones legales.
2. Optimizar el ahorro: no esperar a 2035 para reducir las emisiones. Abordar ahora el consumo de combustible y el ralentí para financiar la transición futura.
3. Confiar en el ecosistema: el cambio es global. Estamos observando un aumento continuo interanual de los vehículos eléctricos conectados en nuestra plataforma porque el mercado ve dónde reside el valor.

Puede que la UE haya dado un poco más de tiempo al motor de combustión, pero no ha cambiado el rumbo. Las empresas que prosperarán en 2030 serán aquellas que sigan utilizando los datos para eliminar la ineficiencia, independientemente de cómo soplen los vientos políticos. Esperar a tener una certeza absoluta es una estrategia que conduce al estancamiento: la eficiencia requiere actuar ahora.